Bebeuvea

martes, 9 de febrero de 2010


(estoy casi seguro que así no se escribe)

escribe_Ricardo Sánchez Orfo

¿Qué será lo que nos queda adelante? Acaso será un día cualquiera en que, como casi siempre no seremos nada, qué sé yo; nos quedará un insomnio sorpresivo y frágil, quizá un hastío serio como todos los hastíos, quizá una forma útil de desaparecer entre tanto parque oscuro, o entre tanto cine malo, o entre tanto niño hambriento que no conoce el mol.
Ya sé. Adelante están los sueños que nos quedan.
Algo así reza la publicidad de un banco equis cuyo nombre no importa.
Es insostenible disfrutar un fin de mes como debe disfrutarse si de antemano sabemos lo que allí nos espera. Adelante hay una miseria donde los viejos se caen a pedazos con olor a cementerio (eso fue con todo respeto), adelante están los jubilados del INP pagándose con olor naftalina y paracetamol, haciendo una fila del demonio en un lugar con escasa ventilación, lleno de malos tratos y señoras apunto del desmayo.
Es de frentón incómodo tener que dejarse manipular por tanta norma social y flechas indicando todos los caminos a seguir; quizá, y sólo quizá, esos indicadores sean necesarios para evitar el caos en los lugares que en sí mismos ya son inmensamente caóticos. Pero con eso basta , ¿no? Basta con que un gorila (famélico y delincuencial por lo demás) nos toque el hombro y nos diga que la fila para los trámites de banco es la otra; es decir, esa que llega a corea del norte por ser cariñosos con la distancia. Adentro: cuatro cajeros y sólo dos cajas abiertas. Afuera, afuera de ellos digo; mil personas esperando por una discreta atención, empapándose de olores bravos, mil personas que, a fin de cuentas, sólo esperan transformar sus cheques o vale vistas en dulces Gabrielas rojitas y gordas para adornar el paisaje pobre del bolsillo nuestro (hablo por algunos, sólo por algunos).
No sé si todos los bancos de este país o de esta ciudad serán iguales, pero al menos en nuestra zona poniente tenemos el peor… tanto mal olor, tanta escases de tino, tanto fulano que se cree gerente y tanta cajera mal teñida; ¿será que no merecemos más?

Ps: con mucho cariño y admiración para los que decidieron chantar un banco de tal calaña en maipucito lindo,
plop!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

ufffffff!!! eso es con los bancos... has ido a un hospital público??? ahí sí que hay flechas que no llevan a ninguna parte o sí a otra ventanilla donde te tratarán pésimo... para pensar...
jenny santa ana hidalgo